Viajar a Menorca cualquier época del año es sinónimo de calma y tranquilidad. Pero en Navidades, cuando Menorca queda fuera de los circuitos turísticos internacionales, es cuando la isla muestra su toda su belleza en su máximo esplendor. Las vacaciones de Navidad pueden ser una excusa perfecta para descubrir la historia de la isla, un sinfín de playas idílicas que en verano coparan la mayoría de los catálogos turísticos del Mediterráneo, una rica gastronomía y, para los navegantes más experimentados, una gran oportunidad para disfrutar de unas condiciones meteorológicas perfectas para la navegación a vela. 

Foto: Cala Fustam i Cala Escorxada, Menorca

Después de las lluvias de otoño el campo de Menorca sufre una explosión de vida en la que domina el verde. La bonanza del clima Mediterráneo hace que haya árboles que empiezan a florecer adelantándose a la primavera, y el Sol calienta lo suficiente como para sentarse en una terraza a leer el periódico en mangas de camisa. Eso siempre y cuando el viento lo permita, porque en invierno es cuando el famoso viento de tramontana golpea implacable la costa norte de la isla. En cualquier caso he aquí una de las grandes ventajas de Menorca: el hecho de que sea una isla casi rectangular hace que quede bien diferenciada la costa Norte de la costa Sur en cuanto a meteorología marítima se refiere, y mientras en la costa Norte podemos encontrar olas de hasta 4 metros de altura, en la parte Sur de la isla se puede navegar en aguas tranquilas y cristalinas como si se tratase de una inmensa piscina natural, pudiendo fondear en  alguna de las muchas playas de agua turquesa que abundan en la costa sur en la más completa soledad como si de una playa privada se tratase. Tampoco habrá problemas de amarre en los principales puertos de la isla y los precios de los mismos se reducen en más de un 50% si se comparan con los precios del mes de Agosto.

Foto: Atardecer en Cala Biniancolla (sup izqda), En caragol (sup. dcha) y frente a la costa de Binisafua

Además de navegar el inicio del año es un buen momento para disfrutar de buenas sesiones de compras en los comercios de la isla, saborear la gastronomía de la isla, recorrer a pie o en bici el camino de caballos, un sendero que discurre por todo el perímetro de la Isla, y también para  visitar alguno de las decenas de yacimientos arqueológicos que pueblan la isla y que están nominados para convertirse en patrimonio de la humanidad próximamente. Los Talayots son atalayas construidas de piedra que datan de los siglos V y IV antes de Cristo y junto a ellos se asentaban casas o poblados de los primeros habitantes de la isla. Las Navidades son una buena excusa para descubrir también el interior de la isla.

Foto: Talaiot de ses bigues de mata, Es Migjorn - Menorca. 

No hay posibilidad de aburrirse en Navidades en Menorca, nos vemos la próxima nochevieja!

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